Uno de los descubrimientos más sorprendentes a los pies de la montaña de Montjuïc. Mil quinientas ollas de cerámica esmaltada cuelgan de la pared posterior de la sede del Mercat de les Flors, un teatro dedicado a la danza contemporánea.

El artista Frederic Amat hace bailar estos recipientes de cerámica irregular en un entorno en el que se respira teatro. Un conjunto desgarrador de 30 metros de longitud y 17 de altura que el artista barcelonés realizó meticulosamente. Así, cada olla fue realizada de forma artesanal. En el preciso momento en que eran fácilmente moldeables, cuando se encontraban a una alta temperatura en el horno, el artista intervenía, deformándolas.

Una escenografía caótica, y estéticamente inquietante, surgida de un creador que colabora a menudo en producciones teatrales. El mural se inauguró en 2001 con motivo de la apertura de la nueva sede del Institut del Teatre, situada justo enfrente. Un diálogo entre una muchedumbre de piezas abolladas y la racionalidad de una pared de cristal impasible.

Una obra de 30 metros de longitud y 17 de altura en la que el artista contó con la colaboración del ceramista Joan Artigas y del escultor Pere Casanovas.